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En un día de un mes cualquiera, horas después de que las tropas conquistadoras arribaran a la isla de los indios taínos, Miguel Díaz, un joven aragonés descendiente de judíos conversos, tuvo una disputa personal con uno de los criados de Bartolomé Colón -hermano de Cristóbal- y lo hirió gravemente con su navaja. Creyendo que lo había matado, Díaz se fugó al sur de la isla en compañía de seis amigos suyos. Ilustración: Miguel Díaz y Osema en la isla de los indios taínos. A los pocos días, después de sortear fieras y peligros, los hombres de Díaz llegaron a las tierras de la cacica Osema y fueron acogidos por ella. Osema, de quien dicen las crónicas era una mujer bella, seductora y muy inteligente, se sintió atraída por aquellos hombres de barba, muy blancos, y que parecían ser una prolongación de esas bestias a las que los mismos forasteros llamaban caballos.

Hermosas mujeres jóvenes - 172969

Cuentos de amor / Emilia Pardo Bazán

Search form abr Tlazoltéotl, quien se ve a la derecha, se reconoce por su tocado y orejeras de guata, uno o dos husos insertados en su banda de algodón, un pectoral de concha de forma triangular y pintura negra de chapopote alrededor de la boca. Tlazoltéotl era la diosa del temazcal y su efigie adornaba la entrada de éste. Las novias, antes de casarse, y las mujeres, después del parto, se bañaban en el temazcal. Digitalización: Raíces. La diosa Xochiquétzal se reconoce por dos atados de plumas de quetzal en su penacho y por llevar un quetzal la espalda.

I, pp. Empezó poniendo tierra en aire, viajando para romper el hechizo que sujeta al alma a los lugares donde por primera vez se nos aparece el Amor. En cada punto donde Eva se detenía, sacaba el Amor su cabecita maliciosa y le decía con sonrisa picaresca y confidencial: «No me separo de ti. Vamos juntos. Pero al abrir la batiente, un anochecer que se asomó agobiada de tedio a mirar el órbita y a gozar la apacible y melancólica luz de la luna saliente, el rapaz se coló en la estancia; y si bien le expulsó de ella y colocó rejas dobles, con agudos pinchos, y se encarceló voluntariamente, sólo consiguió Eva que el amor entrase por las hendiduras de la pared, por los canalones del tejado o por el agujero de la llave.

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