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UNA MUJER DEMASIADO PELIGROSA

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Y se le acercó para hacerle fiestas y gestos agradables. Pero el niño, espantado, forcejeaba al acariciarlo la pobre mujer decrépita, llenando la casa con sus aullidos. Una vela chica, temblorosa en el horizonte, imitadora, en su pequeñez y aislamiento, de mi existencia irremediable, melodía monótona de la marejada, todo eso que piensa por mí, o yo por ello -ya que en la grandeza de la divagación el yo presto se pierde-; piensa, digo, pero musical y pintorescamente, sin argucias, sin silogismos, sin deducciones. Tales pensamientos, no obstante, ya salgan de mí, ya surjan de las cosas, presto cobran demasiada intensidad. La energía en el placer crea malestar y sufrimiento positivo. Y ahora la profundidad del cielo me consterna; me exaspera su limpidez.

Donde conocer a - 230233

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Es un paréntesis en su serie de encuentros con los periodistas horas antiguamente de recibir el Premio Formentor de las Letras. Después de la foto vuelve al salón de la chimenea donde la esperan cuatro periodistas. Poco que hace desde los años setenta, muchísimo antes de esta avalancha de autoficción que tiende a monopolizar y abaratar la literatura. Una de las funciones de la literatura es publicar lo que ha sido y ha existido y que todo eso se conserve en la memoria y el recuerdo. Es un falso problema. Lo importante es escribir la verdad. La forma que se adopte, ficción, autoficción, biografía o no ficción, no es lo importante. Es la verdad. Lo importante es la relación de la escritura y de escribir con el mundo.

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