ME GUSTAN MADUROS
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Tiene 18 años pero le gustan los maduros
Conversamos por largo rato, coincidimos en muchos temas y discutimos nuestros puntos divergentes sobre otros, él muy educado y de una cultura rica sobre muchas actualidades y también algunas cosas mundanas, hombre entretenido, hombre interesante, hombre apuesto y viril, hombre de mundo, macho para llevar a la cama, pensé. Su mirada era tan penetrante que me hacía emocionar, no podía albergar mi mirada en sus ojos, me turbaba, sus lenguaje era rico y ameno, me hablaba de lugares exóticos y lejanos, me contaba de aventuras en otros continentes, navegación por mares y ríos con animales salvajes y seres humanos de diferentes razas, levante hombre me fascinaba. Caminamos a lo largo del paseo marítimo, conversando de todo pero sin tocar sin adentrarse en temas específicos, personales o íntimos, él era viudo y tenía bastante buen pasar con su situación económica excelente, al menos seis meses al año él se dedicaba a andar por el mundo, sus tres hijos no tenían un contacto cercano con él, incluso dos de ellos vivían fuera del país. Quede muy complacida al ver como la falda elegida resaltaba mis curvas y mi bolero blanca me daba un aspecto intacto, me preparaba como para una primera vez, no sé cómo este macho me causaba tanto efecto, apretaba mis muslos cada vez que recordaba su mirada, su sonrisa, su porte señoril, acariciar mis senos por sobre mis vestidos se estaba convirtiendo en mi pasatiempo favorito, imaginaba sus manos sobre mí. Concluí que mi Vuitton negra completaba bien mi atuendo junto a un pañuelo gigante de seda que cubriría mi espalda en caso de que la tarde fuese particularmente fría, me fui en un taxi y le pedí al taxista de dejarme, una calle antes del bar necesitaba caminar y respirar un poco de aire fresco, mi chocho vicioso me hacía saber sus necesidades con tenues palpitaciones. Él llamó un taxi con su celular y nos dirigimos a su casa, Marco se mantenía a un cierta distancia de mí y esto me contrariaba un poco porque yo quería que me metiera las manos encima, mi vagina estaba toda mojada y comenzaba a palpitar gozosamente. Llegamos a su casa y él me dio un paseo por las diferentes habitaciones de esta, era una casa muy bella y funcional, con dos dormitorios para invitados, amplios balneario y una cocina de sueños.
Hacemos todas existencia. Soy bastante acomedido. Fogosa y cariñosa al edad de la pasión. Hagamos nuestra.